jueves, 5 de enero de 2012

El poder de una sonrisa

Hoy me comentaba un cliente, (y antes de seguir me veo en la obligación de explicar que trabajo en un restaurante-vinatería, por si a alguno le da por pensar cosas raras), que va por la calle y nota que la gente está triste.
Y entonces me viene a la mente un vecino de Gijón: José Díez Faixat.
El que lo conozca ya sabrá por donde voy.
Para los que no os suene os contaré que es arquitecto, (aunque no ejerce), alto delgado, de pelo largo, con barba y gafas. Pasea por el Muro todos los días, dice que le ayuda a meditar.
Bueno, al grano, cuando os crucéis con él fijaos en su cara, en su expresión, en su mirada. Tiene una sonrisa constante, prendida en la boca. Es sutil, no enseña los dientes, pero es muy llamativa, por ser de las pocas que se ven hoy en día. Sus ojos son como los guiños que hacemos cuando reímos. Parece poseer el secreto de la felicidad. Destila una paz, una serenidad y un buen rollo, envidiables. Al menos es lo que a mí me transmite.
Así que, como ejercicio práctico, os propondría que, cuando salgáis a la calle, mantengáis la comisura de los labios hacia arriba, la mayor cantidad de tiempo posible. No sé por qué, pero si sonríes, te sonríen. Es como los bostezos o la varicela, una de las cosas más contagiosas que existen.
Animaos a dar el primer paso para  infectarnos todos de un poco de alegría.

3 comentarios:

Vanessa dijo...

Siempre supe que detrás de tu mirada tímida había una gran persona por descubrir.
Ya has empezado a contagiarme hoy.
Graciaaaas

Calandra dijo...

"Nasia" para escribir!!. Buena iniciativa la cual comparto 100%. Hay que pensar en positivo, es páctico, llevadero y que narices, a este mundo no se viene asufrir, como nos han dicho siempre...

Un beso y aupa!

Calandra

Amaya dijo...

Aunque aveces nos duele sonreir...es la mejor medicina y lo mejor que podemos hacer ante cualquier problema SONREIR....