jueves, 12 de abril de 2012

Tenacidad

Decía el poeta italiano, Arturo Graf, que: “La constancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan fruto”.
He cambiado de crema. A la antigua no le pasaba nada. Lo sé. Esta no es la panacea. Lo sé. Pues aún teniéndolo todo claro, he cambiado de crema. Y lo he hecho con la convicción de que, con la nueva, tampoco lograré alcanzar el efecto deseado, pero así soy yo de cabezota.
La vendedora, una amabilísima profesional, me aseguró que si la uso todos los días notaré una gran diferencia. ¡Claro! ahí está el quid, no se trata de la crema, ni de la vendedora, no se trata del precio, ni de los agentes activos, ni de la publicidad, ni de la modelo que la anuncia…no, nada de eso, se trata de mí y de la perseverancia. ¡Uf! que palabra. Y todo lo que encierra.
Aunque si lo pienso bien, sí tengo tesón, pero lo empleo en la dirección equivocada porque: ¿y si en vez de empeñarme en no echármela, me empeñase en lo contrario?
¿Y si en vez de estar todo el día pensando en negativo, que requiere un esfuerzo igual de grande o mayor que pensar en positivo, nos diese por lo opuesto?
Conclusión: Ya sea a base de cremas o de actitudes positivas, las arrugas se nos quitarán seguro. Así que, la próxima vez que nos veamos, vamos a tener que mirarnos dos veces porque, no nos vamos a reconocer.

2 comentarios:

XuanRata dijo...

Me gusta esa cosmética que no se queda en la piel, esa crema que profundiza como un buen antiinflamatorio. Pero también se puede ser tenazmente inconstante. ¿Y qué sería de nosotros sin nuestras arrugas, sin esos surcos que deja el arado del tiempo?

Un abrazo, Ali.

Ali dijo...

Después del shock (agradabilísimo en grado sumo) sufrido por su presencia en esta humilde morada, y gracias a la recuperación del habla, debo agradecerle la visita y excusarme, porque si llego a saber que usted se paseaba por estos lares habría aspirado la alfombra del salón y sacado brillo a la plata.
Me quedo con su abrazo y le remito otro igual de cercano y cariñoso.