miércoles, 29 de agosto de 2012

Sirenas

Las alarmas nos ponen en alerta y nos avisan de algo. Ese “algo” puede ser bueno o malo, pero siempre tendemos a pensar en lo segundo. Cambiemos eso.
Así, la próxima vez que oigas el ruido de una ambulancia, en vez de creer que en ella va un moribundo, hazte a la idea de que es una parturienta.
Si la Policía advierte de su presencia con luces, sonido y velocidad es probable que vengan escoltando a los Reyes Magos o a cualquier otro alto cargo.
Cuando coincidas con los bomberos piensa que los han llamado para rescatar a un adorable gatito que se ha subido a un árbol y no sabe como bajar.
Las estridentes señales antirrobo también se accionan porque un pájaro ha entrado por la ventana, alguien se ha apoyado sin querer en el capó de un coche, o los sistemas informáticos del banco han hecho de las suyas.
El timbre del ascensor suena porque una pareja muy peliculera lo ha parado para besarse.
Los mecanismos antihumo se activan porque hay un fumador en el baño.
¿Creéis que me lo invento? pues no, todas estas situaciones son reales.
Ahora, para evitar confusiones, voy a especificar que: con todo esto no estoy sugiriendo, ni por lo más remoto, que al oír una sirena la obviéis. Lo que digo es que opciones para no ser agorero hay un sin fin. Y que si mientras os dirigís hacia el foco de alarma para averiguar si podéis ayudar en algo, lo hacéis pensando en positivo, pues mucho mejor.  

No hay comentarios: