martes, 13 de noviembre de 2012

Gustavo Adolfo Bécquer

No digáis que agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas;
mientras el Sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías;
mientras haya en el Mundo primavera, ¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista;
mientras la Humanidad, siempre avanzando, no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!

Si el más grande de los románticos tenía razón y la Naturaleza, el afán de conocimiento, los sentimientos, o el amor, hacen pervivir la poesía: no tenemos de que preocuparnos.

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