martes, 24 de abril de 2012

Un primer vistazo no es suficiente

Las esculturas de Tobias Rehberger ocultan mensajes que sólo pueden descifrarse a través de la luz, el movimiento o las sombras. Dalí tiene cuadros que si los ves de cerca representan una cosa y a medida que te alejas de ellos va emergiendo una pintura totalmente distinta. El arte cinético y el op art (arte óptico), también comparten esta característica; contemplas algo diferente según el lugar desde donde estés situado.
En El principito (una vez más me encuentro en la obligación de recurrir a este hermoso libro) hallé un texto que lo explica todo.
Dice así: “_ Lo que embellece el desierto es que oculta un pozo en cualquier lugar…
Cuando yo era niño vivía en una vieja casa, en la cual, según contaba la leyenda, había un tesoro escondido. Aquel misterio le daba un encanto a la casa. Mi casa escondía un secreto en el fondo de su corazón…
Ya sea que se trate de la casa o del desierto, lo que los hace hermosos es algo invisible.
Tomé al principito en mis brazos porque se quedó dormido y emprendí otra vez el camino. Me parecía que llevaba en brazos un frágil tesoro. Me parecía incluso que no existía nada tan frágil sobre la Tierra. Miré, a la luz de la luna, su frente pálida, sus ojos cerrados, los mechones de su cabellera, agitados por el soplo del viento, y me dije: “Esto que veo aquí no es más que una corteza. Lo verdaderamente importante es invisible”.

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