domingo, 8 de enero de 2012

No más clavos

Voy a contaros una historia que leí hace años en una revista.
Érase una vez un chico algo conflictivo. Su padre, le dio una bolsa de clavos y le dijo: “Clava un clavo en la cerca del jardín cada vez que pierdas la paciencia o te pelees con alguien”. El primer día, llegó a hincar 17 puntas. Durante las semanas siguientes descubrió que era más fácil dominarse que clavar clavos y el número disminuyó.
Llegó el día en el que, el joven, no incrustó ninguna tachuela y fue a contárselo a su padre. Éste le pidió: “Quita un clavo, por cada día que no pierdas la paciencia”. El tiempo pasó y finalmente la valla quedó libre de puntas.
El padre condujo a su hijo frente a ella y le dijo: “Hijo mío, te has portado bien, pero mira cuantos agujeros tiene la cerca. Estas tablas no volverán a ser como antes. Cuando te peleas con alguien y le dices algo desagradable le dejas una herida como esta”.
Os confesaré, algo avergonzada, que hace poco yo clavé un clavo en la cerca de un amigo. No fui consciente hasta que me lo hizo notar y entonces ese mismo clavo vino a parar a mi propia cerca. Conseguí lastimarnos a los dos con un solo movimiento de muñeca. No sé como habrá evolucionado su herida, la mía aún sangra un poco cuando lo recuerdo.
Lo bueno es que, desde entonces, me llueven ofertas para trabajar en montones de carpinterías. Las he rechazado todas porque mi propósito para hoy es: no más clavos.

1 comentario:

Amaya dijo...

Estoy deacuerdo no mas clavos...si cuando te refieres a clavos son discusiones feas... decir cosas sabiendo que puedes hacer daño....aveces podemmos decir cosas que no gustan, pero cuando son por amistad, amor, cariño... no son clavos...cuando me callo... es por que no siento nada...