jueves, 29 de marzo de 2012

Reivindicaciones

Ya sé que a muchos os resultará extraño lo que os voy a confesar pero: es la primera vez, en mi vida, que hago huelga habiendo sido yo, personalmente, la que determinase acogerme a ella. No me han movido motivos políticos, ni coacciones por parte de nadie, sólo he dicho “Sí” para experimentar que se siente siendo una, dueña de si misma y de sus decisiones. Y también por tener un día de asueto en medio de la semana.  
Analicemos las cosas. Para los que ya seáis unos expertos en esto de los parones a gran escala ¿en qué momento los habéis hecho? La mayoría contestará: _ “Cuando iba al instituto”. Yo estudié en colegio privado, allí sólo se hacía huelga si las profesoras lo dictaminaban, pero como las que regían el centro eran monjas y no se acogían a su derecho de cese de la actividad, las clases que ellas impartían se seguían dando igual, te amenazaban con falta injustificada si osabas no ir al cole ese día, rellenaban los huecos con horas de estudio y los padres, por no tenernos en casa sin hacer nada, nos mandaban para allá.
Cuando me puse a trabajar mis jefes me decían: “Hay mucho que hacer y los plazos de entrega se nos echan encima, nosotros vamos a abrir”. No había temor a los piquetes puesto que las oficinas estaban en pisos y no en locales o bajos comerciales. Así que: a currar.
Pero este año ha sido distinto, esta vez la patronal vino directa y me preguntó: ¿vas a hacer huelga? Me pilló totalmente por sorpresa. Recuerdo que pensé: ¿cómo que si voy a hacer huelga, no tienen que decretarlo ustedes? Y en ese microsegundo me di cuenta: “Ah no, si soy yo la que ha de pronunciarse”. Pues entonces sí, sí porque puedo, sí porque quiero, sí porque sí. Sin ideologías políticas de por medio, sin pensar ni en las causas, ni en las consecuencias, sólo por el júbilo que otorga la capacidad de elección, el poder escoger, la libertad de acción. No me quiero imaginar como será vivir en Sudán, Corea del Note, Cuba, o ser mujer en Arabia. ¡Qué suerte tengo!

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