miércoles, 1 de agosto de 2012

Acuarius



Totalmente de acuerdo con el anuncio. Yo, que sí tengo pueblo al que ir, (se llama Sietes y os recomiendo su visita), estoy convencida de que es una experiencia indispensable.
Cuando eres niño el pueblo representa la libertad: corres por el prao manchándote de verdín, celebras merendolas bajo el sol, te pican los bichos y las ortigas, comes fruta verde directamente del árbol.
Cuando eres adolescente opinas que se te queda pequeño, procuras alejarte de él y no lo pisas excepto el día de fiesta.
Cuando eres adulto vuelves a tus raíces, llevas a tus hijos (que te ayudarán a revivir tiempos pasados) y trabajas la tierra que dejaron tus ancestros. 

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